Otorrinolaringología en Niños
Los niños presentan singularidades únicas que los diferencian de los adultos, por ello las manifestaciones de las patologías otorrinolaringológicas pueden ser distintas e incluso desarrollar enfermedades que sólo les afecten a ellos.
Las principales patologías en otorrinolaringología pediátrica que podemos encontrar en consulta son:
- Disfunción tubárica.
- Otitis media serosa.
- Otitis media aguda.
- Patologías de Adenoides y Amígdalas.
- Rinitis y Rinoconjuntivitis Alérgica
- Rinosinusitis Aguda y Crónica infantil
- Otitis media serosa.
- Otitis media aguda.
- Patologías de Adenoides y Amígdalas.
- Rinitis y Rinoconjuntivitis Alérgica
- Rinosinusitis Aguda y Crónica infantil
Cirugías más frecuentes en Niños
1.- Adenoamigdalectomia
Consiste en la extirpación de las amígdalas y adenoides. Existen múltiples indicaciones, siendo las más frecuentes la hipertrofia adenoidea o de amígdalas y las infecciones amigdalinas a repetición. La cirugía se realiza por vía oral y se pueden utilizar diversas técnicas. La más utilizada es la técnica clásica resecando amígdalas y adenoides con instrumental frío y bipolarizando los vasos sanguíneos sangrantes. Se colocan puntos reabsorbibles según sea el caso.La recuperación de la cirugía dura entre 4 y 10 días, siendo muy variable entre pacientes. En general el dolor es la regla pero en grado muy variable. El mayor riesgo de la cirugía es el sangrado, que ocurre en general después de que se cae la cicatriz de la cirugía después de los 7 días. Es por esto que los pacientes que se intervienen de Amígdalas (no de adenoides, si es sólo de esto no es requisito) deben permanecer a no más de una hora del centro donde se intervinieron hasta el control de los 7 días. El sangrado ocurre en no más de un 5% de los pacientes.
En muchos casos, no es necesaria la cirugía de amígdalas adenoides juntas, puede realizarse cada una por separado según el paciente.
2.- Mucositis timpánica, instalación de colleras
La mucositis timpánica, otitis seromucosa o otitis media con efusión, son sinónimo de una misma patología: la acumulación de moco detrás del tímpano. Esto es muy frecuente en niños y ocurre con frecuencia después de un resfrío. Así como el moco viene se va, pero esto no ocurre siempre.
Si el moco persiste en la caja timpánica, provoca una pérdida auditiva. Si esta es grave, ese paciente debe intervenirse quirúrgicamente, dado que esta condición no es favorable para el niño. Si esto no es así, se puede esperar un tiempo prudente, esperando que ese moco se vaya naturalmente desde la caja timpánica hacia la nariz a través de la trompa de eustaquio. Si esto no ha ocurrido después de varios meses, es conveniente realizar una cirugía.
La cirugía consiste en realizar una pequeña incisión en el tímpano bajo visión microscópica. Luego de realizada esta incisión, se procede a aspirar el moco retrotimpánico, y colocar una "collera", que corresponde a un tubo plástico con esta forma, que va a través del tímpano sujeta por sus bordes lateral y medial. El objetivo de este tubo es ventilar el oído medio, permitir que el moco remanente en la caja timpánica salga y no se vuelva a acumular, recuperar la pérdida auditiva y evitar infecciones. Durante todo el tiempo en que el paciente porte las colleras debe evitar el contacto con el agua, puesto que esto puede hacer que el oído se infecte.
Luego de la cirugía, el paciente debe acudir a múltiples controles para revisar el estado de las colleras, que el mismo tímpano suele ser el encargado de expulsarlas. El ideal es que las colleras se mantengan en su lugar entre 6 y 18 meses. Si persisten después de los 18 meses, conviene retirarlas. El alta del paciente se realiza cuando la collera se ha expulsado y el tímpano se encuentra cerrado.
Si el moco persiste en la caja timpánica, provoca una pérdida auditiva. Si esta es grave, ese paciente debe intervenirse quirúrgicamente, dado que esta condición no es favorable para el niño. Si esto no es así, se puede esperar un tiempo prudente, esperando que ese moco se vaya naturalmente desde la caja timpánica hacia la nariz a través de la trompa de eustaquio. Si esto no ha ocurrido después de varios meses, es conveniente realizar una cirugía.
La cirugía consiste en realizar una pequeña incisión en el tímpano bajo visión microscópica. Luego de realizada esta incisión, se procede a aspirar el moco retrotimpánico, y colocar una "collera", que corresponde a un tubo plástico con esta forma, que va a través del tímpano sujeta por sus bordes lateral y medial. El objetivo de este tubo es ventilar el oído medio, permitir que el moco remanente en la caja timpánica salga y no se vuelva a acumular, recuperar la pérdida auditiva y evitar infecciones. Durante todo el tiempo en que el paciente porte las colleras debe evitar el contacto con el agua, puesto que esto puede hacer que el oído se infecte.
Luego de la cirugía, el paciente debe acudir a múltiples controles para revisar el estado de las colleras, que el mismo tímpano suele ser el encargado de expulsarlas. El ideal es que las colleras se mantengan en su lugar entre 6 y 18 meses. Si persisten después de los 18 meses, conviene retirarlas. El alta del paciente se realiza cuando la collera se ha expulsado y el tímpano se encuentra cerrado.